Recuerdo que solía esperar a que el reloj marcara las 8 de la noche para pedirle a papá que por favor cambiara de canal, a lo que habitualmente solía decirme "desde cuando te gustan ver novelas". Mi viejo confundía esta serie que de momentos tenía pinta de telenovela, pero solo pinta, porque era de todo un poco.
Siete años después, en el verano del 2009, un día mi primo Rafael, que solía quedarse en mi casa los fines de semana, me comenta que estaban repitiendo, por panamericana, la serie 1000 Oficios, todo emocionado me hablaba de lo gracioso que se veía Enrique "quique" Palacios, o más conocido como " el gallo del gallinero" jugando a los carnavales con sus pupilos "memo" y "lalo". En ese momento, justo era el mes de los carnavales, así que en mejor momento no podía ser. Desde ese día, empezaba a ver a diario a las 10 de la mañana (si no me falla la memoria) las repeticiones y me reía un montón con cada capítulo. Hasta que un día dejaron de emitirlo, justo en el capítulo más chévere, rayos! dije, como me gustaría poder tenerlo en DVD.
Dos años más tarde, había empezado a estudiar ingles en el icpna, mi primo ya no venía tan seguido a mi casa, el 2011 sería el último año que lo vería dormir en mi cuarto, porque desde ahí nunca más vendría. El icpna quedaba en el centro de Lima, ni tan lejos ni tan cerca de mi casa, a media hora en carro con todo y el tráfico habitual. Mi instituto de inglés estaba a unas cuadras del "hueco" el templo de los Dvds piratas por así decirlo, entonces un día dije: ¿por qué no preguntar por la serie 1000 oficios? entonces le pedi a un amigo que me acompañara a buscar los capítulos de la serie en el "hueco". Él aceptó y nos dirigimos a dicho centro comercial.
Pasamos de stand en stand y nada, a lo mucho tenían "así es la vida" pero...¿para que? si habían demasiados capítulos en Youtube. Ya me había dado por vencido, hasta que, llego a un stand donde el que atendía era un chiquillo de unos 17 años, me acerqué y le pregunté: ¿tendrás en dvd los capítulos de 1000 Oficios? a lo que me responde: No, yo no pero en el stand de en frente creo que si tienen. Ya estaba casi rendido porque después de recorrer todo el local no habíamos encontrado nada, así que, le dije a mi amigo que por favor pregunte el.
Entonces, el se acerca al stand, que atendía un tipo de aproximadamente 45 años, cabello largo y con una "pinta" de depravado.
- Disculpe señor , ¿tendrá los capítulos de 1000 Oficios?
El señor lo observa fijamente mirándolo a los ojos y le dice...
- No, de 1000 Oficios no tengo, pero esta perra (enseñándole la portada de un DVD porno donde salía una mujer desnuda) ...es Mil Oficios.
Mi amigo se quedó frío y palteado y yo empecé a reír.
Procedimos a retirarnos del lugar y no volví a preguntar más.
Un año mas tarde, era agosto del 2012, estaba en mi casa luego de volver de clases, decido empezar a ver vídeos de DBZ, en la desaparecida página de vídeos online 'Justin.tv'. Admito que me engaché con Gokú a pesar, que ya lo había visto un millón de veces, creo que soy esas personas que a pesar de haber visto todos los capítulos de algo, igual lo quieren volver a ver sólo por si se perdieron de alguna escena interesante o graciosa.
En esos días de ocio, decido entrar a youtube y como sugerencias me aparece el vídeo de "kike jugando carvanales", si desean verlo lo dejaré al final del vídeo. Ese vídeo yo lo había visto en el 2009, dije. Mi primo me había enseñado ese vídeo en youtube. Procedí a ver el vídeo unas 10 veces, cuando de pronto vi un capítulo de 15 minutos en youtube de 1000 Oficios...¡caramba! dije, esto no puede ser cierto, le dí play y entonces sucedió...era el primer capítulo de mi serie favorita subida a youtube. Estaba emocionado, el capítulo 1 estaba dividido en 3 partes. Sin embargo, pensaba que el usuario que subió ese vídeo solo había podido lograr subir ese capítulo ya que tenía varios días de publicado y era el único que existía en Youtube.
Días más tarde, vuelvo a explorar youtube con la esperanza de encontrar nuevos vídeos de 1000 Oficios. Para ese entonces, yo contaba con tres cuentas en youtube con contenido de vídeos virales, recuerdo que una vez uno de los vídeos llegó a las 500.000 visitas. Volviendo al tema que quiero compartir, yo estaba viendo contenido en la web, cuando de pronto ocurrió lo que tanto esperaba: el usuario había subido dos capítulos más los cuales los disfruté de inmediato. Desde entonces, no dejó de subir los capítulos hasta el 332, donde dejó de hacerlo. Recuerdo que los usuarios que se habían enganchado con su canal (me incluyo) le reclamamos por qué ya no subía más capítulos, a lo que nos dijo: amigos ya no hay más capítulos que pueda compartir. Esto lo puedo relacionar con el hecho de que la serie entró en crisis a finales del 2002, a consecuencia de las disputas por el canal 5 entre el "zar" de las telecomunicaciones y otros dueños de canal 5. A consecuencia de esto, fue que la serie sufrió cambios drásticos, entre los más fuertes fue la salida de los actores y del productor Efraín Aguilar, que decidió mudarse al canal de la competencia. Efraín en una entrevista del año 2002 afirma que fue el quien le dijo a Chuiman, "el rey del recurseo" que lo acompañe a su próxima producción a lo que este se negó y decidió tomar el mando de 1000 Oficios. No obstante, luego de la posterior salida de la mayoría de actores, productores y la toma de Adolfo Chuiman, el rating se vio totalmente afectado al registrar picos de 2 a 3 puntos de rating, con lo que significó la cancelación de la serie por falta de sintonía. Una pena para una producción que en su mejor momento registraba 25 puntos de rating.
A continuación, voy a hacer un análisis, de lo que fue, en mi opinión personal, la mejor serie peruana.
Renato Reyes (Adolfo Chuiman) un hombre viudo que gozaba de éxito como gerente en una empresa de alimentos, sin embargo, de un momento a otro pierde su empleo y se ve en la necesidad de trabajar en lo que sea con el fin de "alimentar a sus chanchitos" así era como describía a su familia, convirtiéndose en todo un 1000 Oficios.
Este fue el argumento de la exitosa producción de Efraín Aguilar que empezó a emitirse en junio del 2001. La entretenida historia que tenía como protagonista al desempleado Renato, se asemejaba mucho a la realidad, que en ese tiempo tras la renuncia por fax del fujirata y la falta de empleo encajaban muy bien con lo que se pretendía transmitir al televidente. 1000 Oficios se presento como una nueva alternativa en el horario de las 8:00 pm, y se apoderó de la audiencia obteniendo diariamente un promedio de 22 puntos de rating. Las telenovelas, en su mayoría mexicanas, pasaron a segundo plano.
Pero, por qué le pusieron 1000 Oficios y no El rey del recurseo?, como es lo que se escucha en el opening , bueno eso tiene una basta explicación, la gente de producción consideraba que se podría hacer apología a la delincuencia, asó que se propusieron nuevos nombres y al final se quedaron con '1000 Oficios'.
El programa estaba hecho con el fin de bajarse a las telenovelas que reinaban en el horario de las 8:00 pm y si que lo consiguieron. Buscaban que el público se identifique con la realidad que acontencia en el Perú pero que lo tome con una dosis de humor. El periodista, sociólogo y opinólogo Fernando vivas en su artículo A pesar de la maldición publicado en la revista CARETAS el 23 de agosto del 2001, menciona lo siguiente:
"1000 oficios" es una comedia que se cree telenovela porque apela a la compasión antes que a la malicia, que subraya todo para evitar la fatiga del espectador y del abrumado guionista, pequeño circo sensiblero con la carpa casi impermeable a lo que pasa más allá del estudio del Amauta".
El siguiente artículo que les voy a compartir es de la revista de domingo del diario la república publicado el 10 de marzo del 2002. Aquí podremos conocer un poco de los tres personajes que eran como el "kiko,chavo y don ramón" de 1000 Oficios: Enrique "quique" era el "Maestro" y memo y lalo los "pupilos", ellos daban mucho de que hablar por aquellos años por sus papeles tan pintorescos y divertidos.
Aquí están los "cuerazos" de la teleserie más popular de la televisión peruana. Si usted, respetado lector, piensa que estos muchachones están muy flacos, narigones o rellenitos, es hora de recordarles que el abrumador público femenino que sigue sus aventuras en la tele los cree galanes. Todo hace indicar que el perfil del cuero criollo tiene el rostro de César, Michael y Lucho.
No son los papirriquis de la tele. No tienen la pinta de Christian Meier y están muy lejos de parecerse a Diego Bertie, pero una platea numerosa de féminas babea por ellos. Porque estos chicos poseen ese ìalgoî que en boca de las fans los hace "churros", "riquísimos", ìbuenazosî y ìcuerosî. ¿Acaso lo son? No lo sé, pero en las inmediaciones del Coliseo Amauta -búnker de grabaciones de 1000 Oficios- chibolas y tías base cuatro sueñan con estos muchachones. No piense, respetado lector, que se trata de fantasías del calibre Latin Lover. No, señores. Las aspiraciones de estas damitas son rosas: un beso en la mejilla, un autógrafo, una foto bien apachurrados, y en el mejor de los casos, una velada auspiciada por el canal (Qué esperan Raúl Romero y la Barboza. Es posible que multipliquen su rating si inventan, por ejemplo, ìuna noche con Laloî).
1000 Oficios, el programa más exitoso de la televisión nacional con ratings que alcanzan picos de hasta cuarenta puntos en los sectores C y D, los colocó en la pantalla. Y aunque al comienzo eran ìel hijo de Renatoî, ìel amigo del hijo de Renatoî y ìel mecánico del barrioî, hoy son Lalo, Memo y Kike, puntales de una serie que descubre las vicisitudes y milagros de una estrangulada pero siempre pujante clase media. Lalo, Memo y Kike ya no son anónimos. Buena parte de sus fieles seguidores los reconoce con sus nombres de pila: César, Michael y Lucho. Ya nadie los confunde, ya nadie los ignora. La prensa chicha está pendiente de cada una de sus movidas, una conductora de tevé suele ocuparse de ellos con obsesiva frecuencia, y aunque a veces les da con palo, reconoce que gracia tienen. Efraín Aguilar, el padre de 1000 Oficios, los describió hace un tiempo como talentosos y profesionales. "Van a dar que hablar", dijo, y no se equivocó.
Once y treinta de la mañana en el Amauta. El primero en aparecer es César Ernesto Ritter Burga, el popular Lalo. Flaco, ojeroso y con ilusiones de transformarse algún día en Cantinflas o Roberto Benigni, el muchacho busca un lugar para conversar sin la bulla del "Tres, dos, uno... ¡Grabando!". Ya protegidos de esos gritos, César adelanta que no es muy bien hablado: "Tengo dificultades para expresarme, a veces meto la pata o digo cualquier tontería, por eso no me gustan las entrevistas, pero aquí estoy. Empecemos". Es amable y sincero, parece un niño tímido, pero se suelta y a los pocos segundos ya nos contó con los ojos brillando de emoción que descubrió su alma de actor en el colegio Alexander von Humboldt. Era el chistoso del salón, el mocoso insoportable que a cada instante se para de su asiento y suelta una pachotada. Harto de su peculiar comportamiento, el psicólogo recomienda a sus padres que lo metan al taller de teatro para que canalice sus energías. César acepta feliz. Cuando llegó el día de presentar la obra ante sus compañeros, los nervios casi lo traicionan, pero como el papel era chiquito, pasó piola. ìSólo tenía que recoger unas flautas y marchar. No sé cómo lo hice, ni qué cara puse... A la gente le gustó. Me aplaudieron y felicitaron. Hasta hoy recuerdo esos aplausosî.
Al terminar el colegio ingresó a la Universidad de Lima. Quería estudiar cine. ìNo funcionó, no podía estar quietoî, cuenta. Y se hizo mochilero. Recorrió Alemania, Francia, España e Italia. A su regreso ingresó al taller de teatro de Aristóteles Picho. Antes de 1000 Oficios participó en Escándalo, la telenovela de Iguana. Fue Toñito, el mudo, primo de Lorena Meritano. Nadie le dio bola hasta ese momento. Era uno más del montón.
Cuando pasa el casting de Efraín Aguilar, César ni siquiera lo podía creer. Sería Lalo, el amigo medio nerd del hijo de Renato. Su voz gangosa, su nariz de perico, su andar como pato, sus frustrados intentos por enamorar a Lucía y sus ganas de salir de misio a pesar de su torpeza capturaron a la teleaudiencia.
- El personaje me encanta. Yo lo he caricaturizado bastante y a Efraín, felizmente, le ha gustado el resultado. Yo le puse la voz raspada para que contradiga con el cliché del nerd. Le puse la caminada de Chaplín y una ligera joroba. Pero lo que más me gusta de Lalo es su dignidad, a pesar de fracasar tanto, nunca baja la cabeza. El Diosito que a cada rato pronuncia es de mi cosecha. Muchas cosas ha ganado Lalo en este tiempo gracias a Adolfo Chuiman (el actor nacional que más admira), Efraín y Fernando Farrés. En verdad, se lo debo a todos, porque aquí todos nos ayudamos, somos patazas.
No se cree un galán y afirma orgulloso que 1000 Oficios es la única telenovela en la que no hay galanazos, ni empleadas rubias y pobres que luego se vuelven princesas. Es consciente sí de que su popularidad lo ha vuelto menos feo: ìYo me siento normal, como cualquier chico de 22 años... No sé si gusto a laschicas, aunque sé que me quieren. Hace poco en Pisco nos trataron como a extranjeros. Nos querían besar y apretar... Fue maravilloso".
Le toca grabar una escena. César se pone de pie, pide permiso y antes de desaparecer y convertirse en Lalo, pregunta si se expresó bien. ¿Metí la pata? Tranquilo, le dice el fotógrafo. Luego se pega a Efraín Aguilar. César está preocupado porque la prensa chicha habló mal de él hace unos días y "por eso he decidido no declarar". Efraín y Adolfo Chuiman arman la chacota, lo joden y le recuerdan que recién cuando escriban que es chavón habrá alcanzado la fama. "A mí me han dicho maricón un montón de veces, hermanito. Y yo ni caso", vocifera Adolfo. César aclara que de eso no se trata, lo que han dicho de él es una calumnia: "Que he hecho casting en otro canal, que me quiero ir de 1000 Oficios. Mentira, mentira".
"Oye, eras actor", le gritan a Lucho Cáceres sus amigos. Y lo era, pero -según él- tuvo que pasar mucho tiempo antes que lo tomaran en cuenta. ìMe tenían relegado. Quizás mi pinta no ayudaba, o quizás no era tan bonito como los demás actores, o quizás pensaban que sólo era animador de televisión. No lo sé". Antes de 1000 Oficios participó en La Rica Vicky, Amor Serrano y Vidas Prestadas. Papeles que lo mostraron, pero que no lo explotaron. Así que se la pasó pateando latas y ejerciendo la abogacía, profesión que no le gusta, pero que le permite sobrevivir cuando la tele lo ignora.
La verdadera oportunidad le llegó con Efraín Aguilar y ese personaje llamado Kike que ñen su opinión- es un Fonzie criollazo, o más claro, ìun galán pacharacazoî dispuesto a abrirse tres botones de su camisa para mostrar que es un hombre de vello en pecho o dejarse la barbita crecida para parecer sexy.
¿Te sientes galán? Creo que no, responde. Pero esa duda es pura humildad o pura pose. Sabe muy bien que es el delirio de las tías base cuatro. ¿Qué tiene Kike de Lucho Cáceres? "No lo tengo claro. Me parece que he llevado mis virtudes y defectos a un extremo burlesco y el personaje ha resultado".
A los 33 años, Luchito Cáceres no puede disimular la felicidad que le ha dado alcanzar la popularidad. En primer lugar, el reconocimiento a sus cualidades de actor. Y en segundo, el éxito con las chicas. ìSoy soltero, y por lo tanto no tengo que rendirle cuentas a nadie, así que esta sorpresiva fama me ha hecho más pepón, ja, ja... Es broma, ni lo pongas", dice. Y es que en la tele nadie es feo del todo. Ni Felpudini, ni Pedro, El Escamoso.
Las fans de 1000 Oficios lo tildan de "cuerazo". Y si lo miramos detenidamente debemos admitir que a sus 22 años, Michael Finseth García es dueño de eso que a (algunas) mujeres peruanas hace despeinar: piel blanquita, doradita por el sol; cara bonita y amable; músculos, fibra, pechito muy ligeramente poblado de vellos, como los galanes de moda; y pinta de buena gente. Michael es todo eso, y para que lloren las chicas, un enamorado recontra fiel.
Llegó a la actuación de casualidad. Una mañana mientras remaba en la playa (deporte que practica desde los ocho años) se le acercó una señorita de la producción de La Rica Vicky. Lo tazó y al toque le preguntó: ¿Quieres actuar? Claro, dijo Michael y se hizo extra en la producción de Michel Gómez. A partir de ese primer encuentro con las cámaras, lo convocaron para Amor Serrano. Ya metido en la actuación por cosas del azar, decide ingresar a un taller de teatro en la Alianza Francesa. Lo que sigue son pequeños papeles en Iguana (Sueños, Secretos del Corazón y Girasoles para Lucía) y modelaje.
Un día mientras pateaba latas recibió la llamada de la producción de 1000 Oficios. Le dieron el perfil del personaje. Bastó que se pusiera en los zapatos de Memo, el hijo de Renato, para que Efraín le invitara a ser parte del elenco. El ritmo voraz de las grabaciones de la serie lo obligaron a dejar sus estudios de periodismo y meterse de cabeza en ese papel que desde el comienzo lo cautivó.
-Yo he pasado cosas de Michael a Memo. No me preguntes qué cosas exactamente, pero muchas...
-¿Cómo es Memo en tu opinión?
-Es el típico bacán de barrio. El bacán torpe. No creo que sea un galán. En todo caso, imita a Kike. Quiere ser como él y cuando conquista se alucina artista de Hollywood. Creo que el éxito de 1000 Oficios radica en haber retratado a gente común y corriente. ¿Cuántos Memos hay en tu cuadra? Un montón.
Las grabaciones culminan al caer la tarde. A veces se prolongan hasta la noche. Kike, Memo y Lalo estudian sus respectivos libretos como niños aplicados. Son disciplinados y acuciosos. Kike se afana en no perder esa especie de tic en el que se ha convertido mostrar sus pectorales; Memo sabe que tendrá que guiñar el ojo, hacerse el bacán; y Lalo no se olvidará jamás de caminar como Chaplín, hacer chillar su voz y alzar la cabeza cada vez que el mundo amenaza con aplastarlo. Dedicados ahora al único oficio de ser actor, este trío promete trascender más allá de la serie que le ha dado el espaldarazo.